Cuando empezamos a conocer a alguien tenemos claros cuáles son nuestros temas de cuidado; tal vez política, religión, a veces equipos de fútbol. Pero cuando comenzamos a conocer a alguien íntimamente, la cosa cambia. No solo tienes que haber podido pasar todos los preámbulos, sino también haber entrado a la zona incómoda de las preguntas sexuales. Las preguntas que los ayudan a conocer qué le gusta al otro, cuáles son sus límites, hasta dónde llega su imaginación a la hora de experimentar en la cama, y tratar estos temas pueden marcar una gran diferencia a la hora de tener relaciones sexuales. Pero, ¿hasta dónde es bueno o no saber?
Preguntar por el historial sexual de tu pareja puede sentirse como algo peligroso e innecesario, y que probablemente traerá más problemas que beneficios a la relación, por no mencionar que no muchos llevan realmente un historial mental sobre sus experiencias sexuales porque podría llegar a considerarse “promiscuo”. Definitivamente no es el caso. Estar consciente de tu historial es de hecho muy sano, tanto para tu historial médico, como para analizar tus gustos sexuales según tus experiencias. Hablar este tema con tu pareja genera un nivel de confianza e intimidad que puede llevarlos a una posición de desinhibición muy positiva, ser consciente de las cosas que ha experimentado previamente tu pareja y qué tanto de esto se puede tomar para dar pie a las propias.
Pero claro, no es tan simple. Si queremos abrirnos a esta charla, sin miedo e inhibiciones, tenemos que ser conscientes de que no cualquiera digiere esta información de forma positiva. Como dije, el nivel de confianza puede incrementar mucho, pero tiene que haber una base de confianza previa entre ustedes, haber establecido una relación lo suficientemente fuerte y madura como para recordar que al hablar de este tema no se están generando comparaciones ni se está deseando volver a esos encuentros, sino que se está abriendo una oportunidad para conocer más a fondo las preferencias y experiencias del otro, y que quiere que seas parte de este.
Como cualquier conversación seria, hay líneas que tenemos que cuidar para que esta conversación funcione sin malos entendidos. Si sientes que el ambiente, el acuerdo y la posición de tu relación está preparada, primero tenemos que recordar que no se tratan de cifras, y que estas son independientes de las emociones que hayan estado involucradas. Si surgen sentimientos de celos o juicio, probablemente no estés preparado y/o se esté llevando la conversación por mal camino, es importante durante la conversación estar reafirmando tu seguridad emocional y la de tu pareja.


Explorar el historial sexual de tu pareja es un viaje ajetreado por la cantidad de baches que se quieren evitar. Preguntar una cantidad, o peor, nombre de sus ex encuentros, no te va a servir de nada. Recuerda en todo momento, que lo que buscas es una conexión con tu pareja, una oportunidad para saber qué experiencias destaca, por qué, qué sentía, qué le atrae y qué de esto pueden atraer hacia ustedes de forma diferente.
Por último, no tienes que abarcar todo en una sentada. Dense tiempo, no se presionen y vayan por partes, las cosas tienen que darse con esfuerzo pero de forma natural, esto puede ir fortaleciendo la relación con tu pareja y ayudarlos a experimentar con una mente más abierta. Recuerden, entre más ideas, más divertido.