Lo que pasa cuando un concepto sexual se hace popular gracias a la ficción, es que las personas no pueden estar totalmente seguras de cuáles son las líneas que separan esta ficción de la realidad. Películas como 50 Sombras de Gray, por decir uno de los múltiples ejemplos, no te dicen todas las reglas, no te explican los lineamientos y muchas veces puede hasta confundir los conceptos de las prácticas sexuales que puedan llamar tu atención. Es por eso que lo mejor es clarificar cuáles son las partes de las prácticas que quieras experimentar, y el principal error es creer que el BDSMK engloba las mismas acciones sexuales, o que el bondage es lo mismo que el masoquismo, y este no es el caso.
Para empezar, BDSMK son las siglas para las prácticas de Bondage, Dominación/Sumisión, SadoMasoquismo y la práctica Kinky, que aunque son prácticas muy amigas y pueden ir de la mano en el acto sexual, tienen conceptos y estructuras muy independientes de la otra, por ejemplo, centrándonos en el bondage, el cual consiste en la atadura del cuerpo depende mucho de la intención la actividad que se esté practicando realmente, es decir, si se ata para infringir dolor, se está practicando el sadomasoquismo, si se ata para dominar a la pareja sexual, se está practicando el dominio, es en el momento donde se ata para inmovilizar donde se denomina bondage.
Pese a que estos conceptos se puedan llegar a mezclar, cabe destacar que no son estrictos el uno del otro, y sus delgadas líneas deben ser estudiadas, revisadas y aceptadas por ambas partes de los practicantes antes de comenzar con la actividad.
Podemos comprender entonces que el bondage se adhiere estrictamente a la atadura, la restricción de movilidad de la pareja sexual, ya sea con sogas, esposas, tela, y cualquier cosa que pueda restringir su movimiento. ¿Qué pasa cuando otras prácticas manejan la inmovilización en sus actividades? ¿Se considera bondage? Como ya mencionamos, es por eso que las líneas se marcan entre una práctica y otra, pues si a la atadura se le añade una práctica de dolor, deja de ser bondage para convertirse en sadomasoquismo. El bondage en sí, no tiene ninguna intención de provocar dolor, sino de generar una confianza entre la pareja, el atado debe poder confiar plenamente en el atador, dejando a su criterio la acción a realizar, mientras que el atador, debe respetar esa confianza, prosiguiendo con el acto sexual de manera segura y consensual.
Independientemente de la práctica, siempre se debe resaltar la responsabilidad de los juegos sexuales. El bondage estrictamente, no es simplemente una actividad de hacer nudos y esperar que esto por sí solo sea satisfactorio. La confianza que se debe generar de esta actividad debe ser sostenida por la responsabilidad acordada entre ambas partes, haber estudiado la estructura del juego, saber cómo atar adecuadamente a la otra persona sin producir alguna clase de daño. Se deben tener herramientas a la mano que pueda auxiliarte en caso de una petición de liberación espontánea y estas deben ser respetadas. Una vez más, todas las actividades sexuales deben ser llevadas a cabo con mucho respeto. Estas no pueden exceder las limitaciones del cuerpo, no pueden poner en peligro la integridad física de nadie y sobre todo, deben ser aceptadas por ambas partes, o sino no hay actividad.
Podemos despedirnos resaltando que practicar una actividad sexual, requiere de una mentalidad muy preparada y abierta, puesto que las inhibiciones pueden entorpecer el acto, dando como resultado que la actividad deje ser atractiva tanto como para uno como para otro. Todos los juegos sexuales tienen su chiste, y no se deben realizar sin conocimiento previo que te deje ver que la vida en bondage, en kinky, en sado, y en lo que tu quieras, es solo eso, una práctica sexual para ti que no tiene nada de malo y que si lo deseas tienes el derecho de experimentar y disfrutar.